Page 40 - Geopolítica del Mundo Actual. Una Visión Multidisciplinar
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 GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL. UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR: Cultura de Paz, Conflflictos, Educación y Derechos Humanos
  sus intereses nacionales, la Administración Trump retoma la hostilidad como base de su política.
Tal estipulación detuvo la implementación de los 23 arreglos y memorándums de entendimiento concertados, incluido el cumplimiento de los acuerdos migratorios, la cooperación en la lucha antinarcóticos, el contrabando de personas, la colaboración en materia de salud, protección ambiental y científica, entre otros.
En otro nivel del análisis, uno de los aspectos más positivos entre diciembre 2014 y enero 2017, actualmente en franco deterioro, es que los compromisos bilaterales tuvieron un efecto derrame positivo en lo regional y en lo internacional. Ahora: ¿Qué pasará con el “mejor acuerdo” trumpiano? ¿Es posible cooperar en la contención de una epidemia como fue el caso del ébola en África?, por sólo situar un ejemplo. ¿Es posible colaborar a nivel bilateral y regional en la lucha contra el COVID 19?
Durante el proceso hacia la normalización de relaciones durante los dos últimos años de la Administración Obama, y, a pesar del conflicto histórico, la asimetría y la desconfianza, características que dominan las relaciones entre las dos naciones, la apuesta de ambos gobiernos fue a favor del diálogo respetuoso, la negociación en pie de igualdad y la búsqueda de espacios de cooperación entre pares.
De ganar el binomio demócrata Joseph Biden-Kamala Harris, en noviembre 2020, esa lógica será la predominante, pero el tema Cuba no será prioridad. Este raciocinio se basa en que el sistema cubano tiene que cambiar, pero se alienta en que el poder inteligente constituye un mayor reto para el gobierno cubano y daría al traste con el actual sistema socio-económico y político, pero impulsado por motores de cambio internos de manera más efectiva y legitimadora.
El Presidente Obama superó el costo simbólico de negociar con respeto con el gobierno cubano y su liderazgo histórico, lo cual es, valga la redundancia, históricamente relevante. Su visita a La Habana, en marzo 2016 y la proclama de octubre 2016, intentaron formalizar un enfoque que proponía romper con la tradicional política
de rivalidad y confrontación, por otra que se contraponía al gobierno cubano mediante el “empoderamiento” al “pueblo”. La apuesta radicaba en alentar la metamorfosis desde adentro, desde Cuba. Obviamente, los retos y desafíos eran enormes, pero también el deseo de “convivir con nuestras diferencias”.
Pero para el presidente Trump, nada de esto es relevante, y, a sabiendas de que es imposible que el “genio retorne a la lámpara”, ha estado dispuesto, por un lado, a “pagar” su “supuesta deuda” con la extrema derecha cubanoamericana, que intencional y engañosamente le ha vendido la idea de que gracias a ellos ganó el estado de la Florida en 2016 y volvería a otorgarle la victoria en 2020.
El Memorando Presidencial sobre Seguridad Nacional del 16 de junio 2017 refleja la prepotencia de los EE.UU., el regreso al uso del miedo como instrumento político en un intento de retornar a una Pax Americana, que no considera las trascendentales transformaciones en la reconfiguración de los polos de poder de una nueva y cambiante geometría de la estructura del sistema mundo.
Lamentablemente, si aplicamos la simple lógica de una típica jugada de ajedrez retrospectiva para evaluar los movimientos que condujeron a la actual disposición de las piezas, la resultante inexorable señala al fracaso, donde los grandes perdedores son ambos pueblos.
Para septiembre 2017, el proceso pernicioso se impone y estalla la crisis de la retirada del personal diplomático no indispensable de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, bajo supuestos alegatos de que habían tenido lugar “ataques sónicos”. El Departamento de Estado alertó de “los peligros” a los turistas estadounidenses, situando a Cuba en una categoría 3 de viajes, según la cual deberían repensar visitar a la Isla y especificó que los servicios consulares regulares quedaban suspendidos (Pardo, 2017). Esto ocurrió tres días después de una reunión en que el entonces jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, mantuvo en Washington con el Ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Eduardo Rodríguez Padilla, el cual insistió en que
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