Page 21 - GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL. UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR. 2021.
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GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL. UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR:
Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos
La información como arma
En este contexto, los pioneros de la digita- lización de la diplomacia pública han sido rápi- damente derrotados por la nueva realidad. La política a través de las redes sociales ha deja- do de estar tan relacionada con la conectividad y la creación de imagen para convertirse más en una herramienta de exhibición pública para alterar las dinámicas políticas tradicionales.
La idea de una era de la posverdad no se refiere solo a la capacidad de penetrar en el discurso público con mentiras, sino a una tergi- versación real de la verdad cargada sobre todo de intencionalidad. El compromiso diplomático requiere una visión mínimamente compartida y un cierto espíritu de franqueza recíproca para prosperar. Y, sin embargo, las relaciones inter- nacionales no han podido escapar de esta rea- lidad sesgada por las emociones, en que los hechos son relegados a una posición margi- nal y la twiplomacia ejercida desde los medios sociales rompe con las dinámicas culturales y los tempos tradicionales de la política exterior.
En esta era de la posverdad, la informa- ción se convierte en un arma arrojadiza para erosionar a la oposición en toda clase de siste- mas políticos; líderes todopoderosos de poten- cias mundiales, en la Casa Blanca o en el Pala- cio de la Alvorada, pueden difundir mentiras y desinformación desde sus cuentas de Twitter con el fin de avivar la polarización de su propia gente. Tal como señala Laura Rosenberger, “la nueva confrontación entre grandes potencias no tendrá lugar necesariamente en campos de batalla o en salas de juntas; ocurrirá en teléfo- nos inteligentes, ordenadores y otros dispositi- vos conectados, y en la infraestructura digital que les da soporte” (Rosenberger 2020). Este escenario de disputa informativa ha generado nuevos dilemas democráticos.
La insurrección del 6 de enero de 2021 ante el Capitolio de Washington expuso el poder de las redes sociales en la radicalización del discurso público. La violencia de un asalto
al corazón de la democracia estadounidense supuso también una aceleración sin prece- dentes en el arraigo de la polarización política en el entorno digital en unos Estados Unidos que habían convivido con cuatro años de men- tiras, desinformación y ataques continuos a los medios de comunicación desde el mismo despacho oval. El poder de las redes sociales, de la emotividad y de la amplificación del pen- samiento binario, que impulsó a Donald Trump hasta la Casa Blanca, se trocó en censura digi- tal al final de su mandato.
Como advierte Eleonore Pauwels, “en un futuro cercano veremos la emergencia de conflictos cognitivo-emocionales: propaganda a largo plazo impulsada por la tecnología con el fin de generar alteraciones políticas y socia- les, influir en las percepciones y propagar el desencanto” (Pauwels, 2019: 16). De ser así, ¿cómo puede el multilateralismo imponerse en esta era de diplomacia de la posverdad? ¿Qué clase de gobernanza prevemos para una nue- va realidad en la que “los procedimientos auto- matizados no solo conocen nuestro comporta- miento, sino que también lo determinan hasta el punto de poder modificarlo” (Zuboff 2019: 8)? ¿Qué papel puede desempeñar la ONU, pendiente desde hace tiempo de reformarse, en esta realidad bipolar dividida entre lo que Shoshana Zuboff acuñó como “capitalismo de vigilancia”, desarrollado por plataformas tecno- lógicas mundiales contrarias al antiguo sueño digital, y el tecnoautoritarismo de determinados regímenes, reforzado por las incertidumbres de la pandemia de la COVID-19 como excusa para aumentar el control social? ¿Cómo puede el sistema multilateral entender mejor y anticipar los riesgos de este cambio profundo y estructu- ral sin caer en esta bipolaridad?
La desinformación contra los derechos humanos
Los derechos de libertad de pensamiento y opinión son fundamentales en cualquier sis-
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