España en marcha VII: “En la orilla”, de Rafael Chirbes

5 años 2 meses antes - 5 años 1 mes antes #27 por club-lectura
Que Rafael Chirbes ha escrito un pedazo de libro (otro), nadie, o casi nadie, lo pone en duda, véanse si no sus numerosos premios (Premio de la Crítica, Premio Francisco Umbral, Libro del Año en Babelia…) Es uno de esos extraños casos en los que crítica y público se ponen de acuerdo, y tiene más mérito tratándose de un libro como tienen que ser los libros, según Kakfa : “un hacha que rompa el mar del hielo que llevamos dentro”, una bofetada en plena cara, “un pistoletazo en medio de un concierto” (le cogemos prestada la expresión a Belén Gopegui). Porque En la orilla recoge con minuciosidad las miserias más profundas del ser humano, del ser humano corriente y moliente, no un ladrón, no un asesino, sino nada, un desgraciado por obra y gracia de él mismo (“a mi padre la guerra le frustró sus aspiraciones, yo me basté solito para fundirlas”). La novela es el extenso monólogo interior de Esteban, el protagonista, propietario de una carpintería familiar en Olba, un pequeño pueblo de Valencia, y que, víctima y verdugo a la vez, se ve obligado a cerrarla, poniendo en la calle a todos sus trabajadores, personas de carne y hueso con sus historias y sus miserias también, que, con sus voces, enriquecen y dan el contrapunto a Esteban. Un microcosmos de lo que puede ser la realidad en España ahora mismo pero que no se queda ahí, porque el ser humano parece ser el mismo desde siempre, alguien que no aprende (“la vida humana es el mayor derroche económico de la naturaleza: cuando parece que podrías empezar a sacarle provecho a lo que sabes, te mueres y los que vienen detrás vuelven a empezar de cero”). No hay nada más que leer la comparación entre el hombre y el tigre. Adivinad quién sale ganando. Impresionante.
En el fragmento que os dejamos, del comienzo del libro, y que podéis leer si estáis registrados, aparecen ya algunos de los ingredientes principales que darán forma a esta historia: personajes como Esteban, una especie de “hombre sin atributos” al estilo del de Robert Musil; el padre de Esteban, que “en su minusvalía sigue condicionando mi vida, imponiéndome las actividades, marcando los tiempos, mi agenda depende de él”; Liliana, la cuidadora del padre, colombiana y que aporta un punto de luminosidad y alegría (a pesar de su tragedia personal) en medio de tanta grisura; y las prostitutas como personaje colectivo que desempeñan una actividad, la prostitución, muy presente a lo largo de todo el libro; personajes no humanos, como el perro y el Toyota, por los que Esteban demuestra una querencia inusitada ; también escenarios, como la carpintería ya abandonada, y sobre todo el marjal (terreno bajo y pantanoso) que inspira el título del libro y es símbolo de todo lo que Chirbes nos está contando dado que “el pantano ha sido una especie de abandonado patio trasero de las poblaciones cercanas en el que se ha permitido todo y donde se han acumulado basuras y suciedades durante decenios”. También este capítulo sirve como muestra de la genial prosa del escritor valenciano, en el que el realismo social y el rigor estético no están en absoluto reñidos.
Cuando en 2008 publica su anterior novela, Crematorio (una especie de “primera parte” de En la orilla, con la especulación y la burbuja inmobiliaria como telón de fondo), muchos lo llamaron visionario, pero como él mismo dice “sólo contaba lo que estaba pasando a mi alrededor”, y eso que vivía y vive recluido en un pueblo de la costa levantina, alejado de saraos y farándulas literarias. Quizá por eso la paja no le impida ver el grano.
Aunque no podemos considerar a Rafael Chirbes, ni por su edad ni por su trayectoria, un escritor más o menos novel, como la mayoría de los incluidos en esta sección del Club de Lectura UCO que hemos llamado “España en marcha”, se ha ganado a pulso el estar aquí por su empuje y liderazgo en un tipo de narrativa que se está haciendo ahora mismo en nuestro país, aunque no sea la más leída ni la más vendida. Como dice Marta Sanz (otra de nuestras escritoras de “España en marcha”) en su último ensayo No tan incendiario : “Aquí no hay vocación de transparencia. Ni de limpieza. Ni de claridad. El exceso de higiene debilita la salud. Este texto aspira a manchar de tinta las manos que lo agarren. Como el papel de periódico”.
Si la queréis leer, está en la Biblioteca

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