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Jueves, 15 de Noviembre de 2012 09:22

Eduardo Moyano analiza en el Aula de Religion y Humanismo las complejidades del proceso de integración europea

GC
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De izq a dcha, Eduardo Moyano  y Fernando Garrido De izq a dcha, Eduardo Moyano y Fernando Garrido GC

Aunque la UE es hoy una realidad geopolítica y un espacio económico común que integra a casi una treintena de países (la última adhesión será la de Croacia, formando la UE-28), lo cierto es que la Unión es un proceso en construcción, un proceso todavía no finalizado. Ello hace que, a la hora de hacer balance de lo logrado en los más de cincuenta años transcurridos desde la firma del Tratado de Roma (1957), se observen sensaciones diversas: por un lado, se valora positivamente lo conseguido (por ejemplo, la existencia de algunas políticas comunes, de un mercado común europeo y de una moneda común), pero, por otro lado, se reconoce lo mucho que aún queda por conseguir (por ejemplo, hacer efectiva la unión económica, avanzar en la integración comunitaria de nuevas políticas, consolidar el proceso de ampliación, aumentar el peso de la UE en los foros internacionales,…).

 

Sobre estas bases articuló, el pasado martes, Eduardo Moyano Estrada su intervención en el ciclo " La memoria de Europa en un mundo global" que viene desarrollando el Aula de Religión y Humanismo en la Facultad de Filosofía y Letras.Para el ponente la dificultad de analizar y valorar el proceso de construcción de la UE radica en que es un proceso marcado por dos rasgos: singularidad y complejidad.

 Es un proceso singular - afirmó - porque no tiene parangón ni en la historia mundial ni en el derecho comparado actual: no es una estructura federal de Estados, ni una confederación, ni un sistema de cooperación intergubernamental, aunque tiene un poco de todo eso. Además, el hecho que sea un proceso relativamente joven (cincuenta años, apenas dos generaciones), hace que resulte difícil valorar sus resultados con objetividad, ya que se carece de perspectiva temporal suficiente, y estamos impregnados del efecto coyuntura, al ser testigos directos de dicho proceso.

Además, segun Moyano, el proceso de construcción europea es en sí mismo complejo al ser resultado de la creación de un edificio institucional en varias dimensiones: jurídica (significa elaborar un nuevo sistema de legalidad, diferenciado del de los Estados miembros); territorial (es un proceso sin fronteras previamente definidas, abierto a la incorporación de nuevos Estados); internacional (la presencia de la UE significa la irrupción en la escena mundial de un bloque geopolítico con vocación de contribuir a la configuración de un mundo multipolar equilibrado); política (significa la creación de políticas sectoriales comunes o la coordinación de políticas nacionales); económica (representa la creación de un mercado común; la creación de una moneda única); sociocultural  (está contribuyendo a la definición de una identidad europea como algo más que la mera yuxtaposición de las identidades nacionales).

Eduardo Moyano es profesor de Investigación (catedrático) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el área de Ciencias Sociales. Actualmente es Director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC). Sus trabajos de investigación versan sobre acción colectiva y articulación de intereses en el sector agroalimentario, y gobernanza y desarrollo en las áreas rurales europeas.