Las relaciones sentimentales adolescentes
han sido foco, durante los últimos años, de una creciente atención
social que ha calado hasta el ámbito científico. El inicio, desarrollo y
consolidación de los primeros acercamientos sentimentales requiere de
un proceso de aprendizaje que ayude a los jóvenes a adaptarse a una
dinámica de relación con reglas diferentes que la que se desarrolla en
una amistad cualquiera, y que a veces no resulta tan sencilla como
pudiese pensarse.
Este proceso, que chicos y chicas realizan con más o menos acierto, se convierte en una fase de negociación de intereses y comportamientos afectivos, donde cada uno debe hacerse entender y posicionarse, siempre desarrollando las habilidades sociales y la empatía necesarias para saber que no son los únicos intereses que entran en juego. Es por ello que este proceso de negociación, que saldará en el mejor de los casos con pactos y alianzas sentimentales definidas por una interacción íntima, no está exento de riesgos.
Quizás uno de los riesgos que más preocupa actualmente es el relacionado con las conductas violentas que los jóvenes utilizan en el seno de sus parejas: chantajes emocionales, insultos, amenazas, empujones o tirones de pelo, son algunas de las conductas más repetidas entre chicos y chicas. La complejidad de este fenómeno ha llevado a la comunidad científica a interesarse por la identificación de aquellos factores de riesgo que podrían estar actuando en la base de su explicación. Su conocimiento y capacidad de detección, así como el conocimiento de los elementos necesarios para la construcción de una relación de calidad, serán las herramientas fundamentales de aquellos adultos interesados en ayudar a los jóvenes en su proceso de aprender a querer."