Los cambios sociales tienen su reflejo de forma casi inmediata en el mundo de la escuela. Así, cuando estaban comenzando a hacerse conocidos términos nuevos en relación a la violencia escolar como es el bullyng, aparecen nuevos conceptos como Ciberbullyng (el acoso a través de las nuevas tecnologías) y el Bullyng racista o xenófobo (tras la incorporación de niños de diferentes culturas y nacionalidades a la escuela).

Para Antonio Jesús Rodríguez, profesor de Psicopedagogía de la Universidad de Córdoba y codirector, junto a Rosario Ortega, del curso sobre violencia escolar que se está desarrollando dentro de los seminarios de Lucena de la Universidad de Verano Corduba 08, se trata de dos formas emergentes de maltrato que empiezan a tener incidencia en las escuelas andaluzas, puesto que tanto las nuevas tecnologías como los móviles o Internet, por un lado, y la pluriculturalidad en las escuela, por otro, "son dos realidades indiscutibles en nuestra sociedad".

Por esa razón y para dar respuesta a estos nuevos retos en los colegios, la Universidad de Córdoba está llevando a cabo un estudio, financiado por la Junta de Andalucía, sobre Violencia Escolar en Andalucía (VEA) que incluye las nuevas vertientes del Bullyng y que es uno de los primeros estudios de este tipo que se hacen a nivel nacional.

De hecho, los datos preliminares de este estudio empiezan a ofrecer datos sobre el insulto racista que han sufrido, en alguna ocasión, el 40% de los escolares inmigrantes, frente al 25% de los alumnos del colectivo gitano. "Hemos comprobado que cuanto menor es el grupo de procedencia de los estudiantes inmigrantes tienen más posibilidades de sufrir cualquier tipo de maltrato en el ámbito escolar", señala el profesor Rodríguez, quien añade que en las escuelas con una mayor diversidad cultural, las minorías sufren menos maltrato.

En cuanto al Ciberbullyng, los datos no son alarmantes, aunque sí preocupantes, puesto que los efectos de este tipo de acoso son más difíciles de subsanar ya que los afectados difícilmente pueden abandonar su rol de víctima porque las agresiones suelen hacerse públicas a través de la propia red. Otro handicap negativo de este tipo de agresiones es la dificultad para perseguir a los agresores, dado su anonimato.