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Viernes, 02 de Febrero de 2007 18:07

El jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Reina Sofía y catedrático de la UCO, Jose Peña Martínez, colabora en una investigación multicéntrica sobre la vacuna contra el VIH.

G.C. - C.M.
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El catedrático e investigador de la UCO, Jose Peña Martínez, jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba colabora en una investigación multicéntrica para abordar distintos aspectos del estudio de la vacuna contra el VIH. En concreto el Reina Sofía se centra en analizar la respuesta de las células Natural Killers a un tratamiento recibido por enfermos de Barcelona.

¿Cuáles son los primeros pasos en los tratamientos del VIH que hoy conocemos?

En el año 1996 se pone en marcha en el ámbito mundial el tratamiento antirretroviral (Targa), que cambia la panorámica de las personas infectadas por VIH. Pasa de ser una enfermedad mortal de necesidad a ser crónica en los países mas avanzados, que pueden disponer de este tipo de tratamiento.

¿Qué resultados se pueden alcanzar con una vacuna?

Las terapias con antirretrovirales tienen limitaciones. La principal es que el SIDA pasa a ser una enfermedad crónica sólo en el 3% o 5% de las personas infectadas, pero sigue siendo mortal en el 96% de las personas (de países subdesarrollados), lo que representa un gran reto social y ético.

¿Es la cronicidad del SIDA una garantía para los médicos y los pacientes?

Ahora estamos viendo que este tipo de enfermedad, para la que no hay una vacuna preventiva, queda limitada porque la cronicidad se puede complicar. Aparecen resistencias de virus a los tratamientos y hay que cambiarlos periódicamente, pero a veces no son eficaces ni cambiándolos.

¿Cuáles son las principales dificultades para encontrar la vacuna del SIDA?

El virus está mutando constantemente en una misma persona. Aunque el sistema inmune, al principio, es capaz de destruirlo, cuando aprende a neutralizarlo, éste cambia, y el sistema inmune tiene que comenzar a reconocer el nuevo virus, hasta que termina por agotarse. La segunda característica es que el VIH ataca al propio sistema inmune; vive en las células Th, que son las que rigen el sistema inmunológico. Además, el virus también vive en forma de provirus en células a las que no llegan los tratamientos, reapareciendo cuando estos tratamientos se dejan de aplicar.

A nivel científico, ¿qué otros problemas han encontrado?

Los anticuerpos, que son la base de las vacunas tradicionales, no funcionan. Si el virus fuese menos mutante, ciertos anticuerpos podrían ser suficientes, pero no es así. Esencialmente, lo que puede identificar y destruir el virus es una respuesta inmune celular, y la vacuna basada en esto es muy compleja.

¿Qué motivó a su equipo para entrar en una investigación colaborando con otros centros españoles?

El problema actual es que no existe una vacuna preventiva y tenemos la evidencia de que la pandemia prosigue, con más de 45 millones de personas infectadas en el mundo. Basados en esto, y en que el Targa tiene limitaciones, trabajamos estudiando esta posibilidad en el Grupo Español de Vacunas Terapéuticas y Preventivas contra el VIH.

¿Cuál ha sido la evolución del sida en Córdoba?

En términos generales, en Córdoba hubo unos años de optimismo, donde se vio que la mortalidad disminuía mucho con el Targa, aunque no se llegó a un control completo porque el tratamiento ideal es la prevención. Este optimismo ha conducido a un relajamiento, pero este año se aprecia un cierto descenso. Ahora, el interés se centra en la identificación de portadores del VIH, heterosexuales, que no saben que son seropositivos.

¿Qué objetivo tiene la vacuna terapéutica del sida en la que trabajan?

En principio, la idea es apoyar y hacer más eficiente el Targa. Buscar resortes para fortalecer el tratamiento en todas sus dimensiones: cuando se han generado resistencias o cuando el enfermo ya se ha cansado de tomar paquetes de medicinas. También, potenciar una terapia en ese 95% de personas infectadas que no tiene acceso al Targa. Simplificar ección de anticuerpos no han sido eficaces y las células citotóxicas tampoco. Esto nos obliga a abordar el estudio de las células dendríticas y las células NK (Natural Killers), que forman parte y tienen gran importancia en el inicio de la respuesta inmune.

¿Cuál es el objetivo concreto de vuestro trabajo?

El grupo catalán ha introducido el HIV atenuado del enfermo dentro de las células dendríticas y ha vacunado a los enfermos seleccionados en el Hospital Clinico de Barcelona con estas células. Los primeros resultados han reflejado que la carga viral en plasma disminuye, y tienen cierta evidencia de que merece la pena avanzar en algo más programado. Lo vamos a hacer de manera multidisciplinar y nosotros estudiamos cómo están respondiendo las células NK, lo que puede durar un año.

Una vez que ha acabado esta fase, ¿en qué consistiría la segunda?

En la segunda fase se probaría, en enfermos que voluntariamente se quieran tratar, la capacidad real de esta vacuna en el bloqueo de la progresión de la infección y el control de la replicación viral. Incluyendo la confirmación de que en estos enfermos las células NK desempeñan una importante acción frente al HIV, como ya ha demostrado nuestro grupo en estudios de laboratorio.

P.C. ( De "Andalucía investiga").