La comisión de expertos de apoyo a la evaluación de las actividades docentes del profesorado universitario de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) ha consensuado hoy en Córdoba un nuevo modelo para la evaluación docente, que la agencia ofrecerá a partir de junio a las Universidades que se comprometan a cumplir una serie de requisitos previos como la transparencia y la aceptación de una serie de consecuencias claras para los profesores que sean peor evaluados.

El nuevo modelo ANECA, que se presentará en unas jornadas en abril en la Universidad de Extremadura, propone rebajar el valor que hoy otorgan muchas Universidades a las encuestas del alumnado, situándolo en torno a un 10 o un 25 por ciento y ampliando los criterios de evaluación a cuatro ejes básicos, según han explicado esta mañana el coordinador de la comisión, el catedrático de la UCO Miguel Valcárcel y el director de la ANECA, Francisco Marcellán.

El primero de los ejes, que la comisión de expertos ha bautizado como "punto cero", es el del cumplimiento de las obligaciones básicas de los profesores, como la asistencia a clase, la cumplimentación de actas en tiempo y forma, etcétera. El segundo de los ejes tiene que ver con la variedad, tipología e intensidad de la docencia de cada profesores y en este sentido se evaluará la cantidad de materias que dé cada docente y su grado de implicación en la actividad de la enseñanza. El tercer eje, el de las evaluaciones previas, es el que tiene un carácter más práctico y en el que se incluyen algunas de las acciones que ya funcionan en las Universidades como las encuestas al alumnado, el autoinforme y, lo más novedoso, el informe de los decanos y directores de los centros y los departamentos, así como la evaluación externa del contenido de las materias. Por último, el modelo de la ANECA propone contar con las actividades de mejora e innovación docente en las que participe el profesor evaluado.

La propuesta que lanzará la ANECA a las Universidades en junio será de carácter abierto y voluntario, tanto para las Universidades como para los profesores. Serán las primeras quienes deban adaptar el modelo a su realidad si deciden firmar un acuerdo con la agencia para poner en marcha el modelo de evaluación, pero sabiendo que la agencia se encargará de formar evaluadores y que éstos no podrán nunca pertenecer a la misma Universidad que el profesor al que se evalúe.