Como dice el profesor Luis Rodríguez García en el prólogo, muchos ciudadanos que viven o pasean por la zona de Levante se encuentran con la calle "Historiador Jaén Morente" sin saber quizá que, además de un insigne escritor que publicó una cincuentena de libros, Jaén Morente fue también uno de los cordobeses más ilustres del pasado siglo por su compromiso político social y por su denodada defensa de la andalucidad en una de las tipificaciones más caracterizadas, el "cordobesismo" en el mejor sentido de la expresión. Diputado por Córdoba en las Cortes Constituyentes de 1931, gobernador civil, embajador de España, cónsul general en Filipinas… defendió ideas, desde sus convicciones republicanas, en beneficio de la sociedad de su época que, finalmente, le llevaron al exilio americano para salvar la vida.

"La lección de América" es una de sus obras menos conocidas que ahora recuperan, en edición facsímil el Ayuntamiento de Córdoba, el Servicio de Publicaciones de la UCO y la Oficina para la Capitalidad cultural. Viene a ser en palabras del propio historiador "una carta emotiva" en la que recopila sus andanzas por el Perú de 1933, cuando se hizo cargo de la función de ministro plenipotenciario de la legación de España en Lima.Los primero capítulos están dedicados a dar cuenta de su llegada a Perú cuando América era " un magno laboratorio político" por la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay y las tensiones prebélicas entre Perú y Colombia por la posesión de la región de Leticia así como la movilización en Bolivia por su ansiada salida al mar. En su labor como diplomático el político cordobés tendrá un papel activo en muchas de estas cuestiones.

En los siguientes capítulos Jaén se dedica a uno de sus temas obsesivos: desmontar la "leyenda negra" y reivindicar la presencia de España en América a lo largo de la Historia, reflexionando sobre qué representa nuestro país para el alma del continente americano.

Tampoco se olvida de los problemas españoles, que también refleja en sus páginas. Así pide la creación de un cuerpo diplomático afín al nuevo gobierno republicano, la definición de una nueva política exterior hacia América Latina e incluso suscribe la iniciativa de Lerroux de volver a crear el Ministerio de Ultramar. En general critica el desconocimiento que hay en España de cuanto sucede en Latinoamérica, mientras que, por el contrario, ésta se interesa mucho por las cosas de España.

La segunda parte del libro está más dedicada al propio Perú o a temas exclusivamente americanistas. Sus viajes revitalizan en el su condición de historiador a la que atrae el pasado del Perú y la civilización inca o el arte colonial. La obra concluye con una frase definitoria: "Ver América y estudiarla y amarla es sentirse reivindicado como español ante la Historia. ¿Hay mejor lección?".

Con este libro Jaén se inscribe en la corriente que buscaba una redefinición de la identidad nacional que debía apoyarse en los rasgos positivos de la historia española: reivindicación del poder civilizador español a través de los tiempos y especialmente de la acción llevada a cabo en América. Su americanismo esta teñido de una fuerte componente regeneracionista que se esfuerza por ensalzar los aspectos positivos de la conquista y tratar de acabar con la "leyenda negra".