Bajo la modalidad de iniciación, los 23 equipos participantes tuvieron que debatir sobre un único tema: si era necesario o no el uso y la promoción de un único idioma para toda la humanidad. Antes de los emparejamientos, los conjuntos conocían por sorteo si defendían una postura positiva o negativa y los turnos. En el enfrentamiento, el debate estaba compuesto por tres fases clásicas: una argumentación, dos turnos de réplicas y contrarréplicas y una conclusión. Para la apertura y cierre de la conversación, los debatientes tenían cinco minutos. Para las réplicas y contrarréplicas, cuatro.
Con este ejercicio, los estudiantes adquieren competencias a la hora de documentar y elaborar un discurso persuasivo que les puede resultar útiles tanto en su vida académica como en su futura actividad profesional. Los asistentes no pueden volver a participar en un debate de esta naturaleza, con el fin de dar paso a nuevos compañeros y que estos puedan también adquirir este entrenamiento.