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Lunes, 29 de Octubre de 2012 17:05

Montilla monumental y museística en los Diálogos con la cultura

GC/JDTC
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Autoridades académicas y montillanas en las dependencias de Filosofía Autoridades académicas y montillanas en las dependencias de Filosofía JDTC


 Diálogos con la Cultura, centró en el patrimonio monumental y museístico de Montilla, la segunda de sus sesiones de este curso dentro del programa " Reflejos" con un conjunto de actividades que abrió el decano de la Facultad, Eulalio Fernández, agradeciendo a la Facultad de Filosofía y al público asistente su presencia y subrayando especialmente el apoyo institucional recibido como una “decidida apuesta” por los contenidos del programa. Destacó la presencia del alumnado indicando que se trata de “un complemento fundamental para la formación de los graduados y alumnos de máster”.


Miguel Clémentson Lope, director de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño “Mateo Inurria”, abordó en su conferencia “Montilla, patrimonio monumental y museístico”, el contexto territorial desde la época de la romanización, con referencias a la presencia de Julio César en el territorio donde se dilucidaron las contiendas civiles que mantuvo con Pompeyo a  la toma de la fortaleza almohade en 1240, por parte de Fernando III y a cómo fue titulada ciudad en 1630, por Felipe IV.

Tras esta introducción el profesor Clémentson se detuvo en la figura del Gran Capitán, nacido en el seno de la casa de Aguilar, mostrando imágenes del monumento escultórico que en 1955 le dedicara el pueblo de Montilla, obra original de Amadeo Ruiz Olmos. El castillo, reconstruido a partir de 1375 por parte de la segunda rama de la Casa de Aguilar, los Fernández de Córdoba, una vez que Montilla pasa a integrar sus dominios, se convirtió en el centro de su señorío, para lo cual habilitaron esta fortaleza-palacio como una de las mejores de Andalucía. Otro de los hitos destacados fue la conversión del castillo en granero ducal, en el siglo XVIII, por cuenta del Duque de Medinaceli,  imagen de “una arquitectura utilitaria y agraria, representativa de la zona”.


Entre las iglesias que Miguel Clémentson describió en su intervención destacan: la iglesia parroquial de San Sebastián, del siglo XIII, construida sobre el emplazamiento de una mezquita; la iglesia conventual de Santa Clara, de 1525; la iglesia mayor de Santiago, gótico-mudéjar de comienzos del XVI, compuesta de tres naves; la iglesia conventual de San Agustín, de principios del XVII, e integrada en el convento fundado en 1520; la iglesia conventual de Santa Ana, que dispone en su altar mayor el mejor retablo de la ciudad, con obras originales de Pedro Roldán, de mediados del XVII, y la iglesia parroquial de San Francisco Solano, el evangelizador de América, de fines del XVII, cuya biografía reseñó al tiempo que proyectaba la imagen escultórica del franciscano, recientemente inaugurada en el Paseo de las Mercedes, de Montilla, obra de Rafael Rodríguez Portero.


De la ermita de Nuestra Señora de la Paz, oratorio fundado por los Marqueses de Priego en 1547, Clementson destacó este espacio como “lugar histórico”, ya que mantiene vivo el recuerdo del personaje que lo habitó: San Juan de Ávila. En su interior destacó importantes obras escultóricas: un “Ecce Homo”, de Juan de Mesa, el Mozo, y una “Piedad” de factura manierista. Glosó la figura de San Juan de Ávila, en este caso documentando su imagen con el trabajo escultórico de Marco Augusto Dueñas. 


 Asimismo, mostró imágenes de la casa del Inca Garcilaso, “con su sobria fachada, de piedra desnuda”, y una placa “en honor de este cronista universal de América, ejemplo de mestizaje”, al que Montilla dedicó un magnífico monumento en el que figuran representados el Inca, su padre, el capitán Garcilaso de la Vega, y su madre, la princesa inca Chimpu Ocllo, trabajo original del escultor Rafael Rodríguez Portero. Del palacio del duque de Medinaceli, comenzado en el siglo XVI, destacó las reformas introducidas en el barroco, tras lo cual secuenció un recuento de casas solariegas, como la de  Diego Alvear y Ponce de León, deteniéndose en la portada y los interiores, con doble pórtico superpuesto. De la Puerta de Aguilar subrayó su adscripción neo-mudéjar y lamentó su demolición en 1962.

Otro de los aspectos centrales de la intervención de Miguel Clémentson fue la producción vitivinícola, lo que le permitió aludir a las bodegas situadas tanto en el entorno urbano como rural, señalando la existencia “de tierras adecuadas para que las cepas hundan sus raíces profundamente”, detallando los siete municipios del consejo regulador, así como los caldos que, principalmente, se producen: fino, olosoro, amontillado y Pedro Ximénez. La disposición de las botas de roble americano, según el sistema de “criaderas y soleras”, fue un aspecto destacado en el proceso de producción homogénea del vino de Montilla-Moriles.


El museo Garnelo ocupó la segunda parte de la conferencia de Clémentson Lope, el cual dibujó una semblanza sobre el pintor, escritor, conferenciante y tratadista de arte que le da nombre. Tras describir con detalle cada una de las salas del museo y ejemplificar su descripción con imágenes de las obras, reseñó algunas de las particularidades de su arte, comentando su “Autorretrato”, de 1914, la obra “María Cristina de Habsburgo, con su hijo Alfonso”, las “tablitas” del periplo europeo, la pintura mural, los dibujos y acuarelas, y “El Pedagogo”. El amplio recorrido por el Museo Garnelo terminó con “Pro patria semper” una alegoría pictórica sobre la pérdida de las colonias españolas con motivo de la guerra con Estados Unidos, en 1898, ubicada en el salón de plenos del Ayuntamiento de Montilla; y la decoración de la bóveda del despacho del presidente del Tribunal Supremo, en el Palacio de Justicia de Madrid,  en la que se despliega el tema del Collar de la Justicia, rodeado de las representaciones de las distintas modalidades del derecho, a la que Clémentson se refirió como “su obra maestra”, y  de la que en el museo monográfico dedicado al artista se conservan gran número de apuntes y estudios previos. El ponente ultimó su intervención sintetizando y enumerando los sobrados motivos que, a nivel estético, justifican la visita a este enclave de la campiña cordobesa: “un museo plural, que invita a un recorrido por la ciudad, engastado en ese rico patrimonio artístico que acabamos de recorrer”.


Al término de los diálogos, se inauguraron las siguientes exposiciones en las “galerías del cardenal Salazar”, en el “patio de arte” y en la “capilla de San Bartolomé” de la facultad de filosofía y letras respectivamente: “Fotografía turística: unicornio en Córdoba”, “Pintura de Carlos Cobos”, “Libros sobre la vida y la obra de San Juan de Ávila”. Junto a las exposiciones se estrenó el stand del ayuntamiento de Montilla, y se degustaron productos de la pastelería de Manuel Aguilar o del monasterio de Santa Clara. Más tarde, desfilaron personajes históricos montillanos por la facultad y la judería dando paso al stand de la “Centuria romana Munda” y a la exhibición ofrecida por un veneciador.


Las actividades del programa “Reflejos” de Montilla se prolongaron durante el sábado 27 y el domingo 28 de octubre, a través de una mesa redonda sobre la elaboración de los vinos de Montilla, celebrada en el aula magna de la facultad de Filosofía y Letras, una cata dirigida de vinos Montilla-Moriles y nuevos desfiles de los personajes típicos además de varias exhibiciones de tonelería.