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Sábado, 16 de Mayo de 2009 11:25

El Rectorado acogió el acto cívico de despedida y homenaje al que fue catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Córdoba Carlos Castilla del Pino

G.C. - C.M.
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El Salón de actos del Rectorado de la Universidad de Córdoba ha acogido esta mañana el acto cívico de despedida y homenaje al que fue catedrático de la Institución y profesional de la Psiquiatría, escritor, intelectual y académico, Carlos Castilla del Pino. Una ceremonia sencilla y emotiva, con cerc
a de cuatrocientos asistentes, en la que diversas personas hicieron uso de la palabra para recordar al profesional, al escritor y al amigo. En definitiva a un " ser humano de referencia" como lo definió en su intervención el presidente de la Junta de Andalucía, Jose Antonio Griñán, quien también se refirió a él como "un hombre que dio alma a muchos seres humanos recluidos en manicomios a los que recuperó como ciudadanos".

En la misma línea el presidente del Gobierno Jose Luis Rodríguez Zapatero mostró su pesar, en un telegrama, por la pérdida de un hombre " patrimonio de España que liberó y sanó la conciencia humana". En todo momento tanto la esposa de Carlos Castilla, Celia Fernández, profesora de Literatura de la Universidad de Córdoba, como sus familiares, recibieron numerosas muestras de condolencia y de afecto por parte de los presentes.

Griñán cerró un acto, presidido por el féretro del fallecido, sobre el que lucía un sencillo ramo de flores blancas, que fue conducido por el periodista Juan Angel Vela del Campo y que se inició con la intervención del rector, Jose Manuel Roldán quien calificó al psiquiatra gaditano de intelectual honrado y de universitario crítico y brillante, "cualidades que supo desarrollar en tiempos complicados y en circunstancias difíciles" . Roldán mostró también el orgullo de la Universidad de Córdoba por haber contado con Carlos Castilla del Pino entre los miembros de su Claustro, reconociendo que en algunos momentos la institución no tuvo la sensibilidad suficiente para poner de relieve públicamente su indubitable valor científico y docente. "Por eso - dijo- esta mañana hemos querido acogerle en el corazón del edificio más emblemático del campus. En su espacio más noble. Donde cabe cualquier voz y donde se forja buena parte del pensamiento que anima y guía sus actuaciones. Lo que, en definitiva, es una manera de acogerle en los corazones de todos". Un campus en el que, finalizó el rector, "su espíritu permanecerá ya para siempre formando parte de la mejor Historia y la mejor esencia de la Universidad cordobesa ".

En sucesivas intervenciones el presidente de la academia de la Lengua. Victor García de la Concha subrayó la capacidad de Castilla del Pino para encontrar en las palabras toda una rica gama de dimensiones. Carlos, dijo, "hacía las palabras próximas, prójimas; palabras muertas arruinadas o prostituidas se convertían en mariposas cuando él las utilizaba", recordando luego cómo tras ingresar en la Academia "demostró ser tan sabio en humanidades como experto en humanidad".

Por su parte Emilio Lledó, en un texto remitido y leído por Juan Angel Vela, destacó cómo entre los muchos dones del escritor y académico, éste contaba "con el más necesario de la vida, el difícil donde la verdadera amistad". Para Carmen Calvo el fallecido psiquiatra "contribuyó a adecentar este país en tiempos muy complicados" añadiendo que "el amor fue su gran batalla, su descubrimiento; finalmente supo que no hay otra cosa en la vida que el amor". Ana Caballé, profesora de la Universidad de Barcelona usó la imagen de de "un río, firme y fecundo, como el Guadalquivir, cuya obra ha regado muchas tierras" para referirse a la trayectoria del psiquiatra a quien Amparo Rubiales recordó como un adelantado en todo lo referente a la liberación femenina y a la igualdad entre hombres y mujeres.

También Josefina Molina agradeció en unas emotivas palabras la labor de Castilla como guardián de los hechos y de la memoria ciudadana de Córdoba, mientras que su discípulo y psiquiatra Jose Maria Valls combinó el recuerdo de su labor profesional con las alusiones a la faceta humana del catedrático "quien se despidió de todos con el cariño, discreto y tímido, que le caracterizaba; nunca mostró pena por irse, ni se aprovechó de la enfermedad para pedir más afecto".El alcalde de Córdoba Andrés Ocaña recordó al hijo predilecto de la ciudad como " un modelo de compromiso social como médico y como persona".

El acto tuvo también una emotiva parte musical derivada del hecho de haber comentado Carlos Castilla en alguna ocasión el deseo de que en su despedida sonasen las notas de la Nana de las Siete Canciones Españolas de Manuel de Falla cantada por Victoria de los Angeles. Junto a ellas sonaron, a la salida del féretro, las del lied de Schubert "Un viaje de invierno".