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Viernes, 05 de Octubre de 2007 19:49

Científicos de la Universidad de Córdoba pretenden generar una información química mayor y de más calidad, que posibilite tomar decisiones adecuadas en ámbitos medioambientales, toxicológicos, farmacéuticos o agroalimentarios.

G.C. - C.M.
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Científicos de la Universidad de Córdoba bajo la coordinación del catedrático de Quimica Analítica Miguel Valcarcel Cases pretenden generar una información química mayor y de más calidad, que posibilite tomar decisiones adecuadas en ámbitos medioambientales, toxicológicos, farmacéuticos o agroalimentarios. Esta investigación constituye un proyecto de excelencia subvencionado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa con 170.999,88 euros.

La Química Analítica es la ciencia que desarrolla y mejora los métodos e instrumentos que permiten obtener información sobre la composición y naturaleza química de la materia. Dentro de la misma, se encuentra el análisis químico, la parte práctica que utiliza los métodos de análisis para solucionar los problemas relativos a la composición y estructura química de la materia. Son muchas las áreas en las que se pueden aplicar los procedimientos químicos, desde su utilización para el control de calidad de alimentos u otros productos acabados hasta llegar al diagnóstico de enfermedades en medicina.

En la vida cotidiana, los procedimientos químicos tienen multitud de aplicaciones, lo que ha supuesto un aumento significativo de la demanda de información química. Al ser mayor el número de muestras que los laboratorios deben procesar, cada vez se hacen necesarios sistemas analíticos más rápidos y fiables que los tradicionales -que producen sobreinformación innecesaria a la hora de tomar decisiones-. De esta forma, se acelera la obtención de resultados y se satisfacen las peticiones de la sociedad. Además, la clave está en utilizar menos recursos humanos y materiales y reducir costes en la realización de este proceso.

La investigación de los científicos cordobeses se divide en tres líneas: la primera se centra en la información cualitativa, es decir, aquella que genere una respuesta sencilla (respuesta sí/no) para determinar si un alimento está contaminado o no por pesticidas o si un agua o un suelo contiene sustancias tóxicas. La brevedad en la obtención de este tipo de respuesta si/no es relevante, puesto que una solución sofisticada tardaría más tiempo, con lo cual, se consumiría el producto contaminado o se utilizaría un terreno en malas condiciones para uso agrícola.

La segunda línea de la investigación se ocupa de los llamados índices globales, o lo que es lo mismo, conseguir una información completa sobre la muestra de producto analizada. Por tanto, se refiere a detectar de forma individual la presencia y/o concentración de un grupo de compuestos en una muestra ambiental, farmaceútica, clínica, etc, lo cual difiere de la información discriminada, que posibilita conocer sólo una característica del producto tratado. La consecución de este objetivo resulta más costosa y lenta, incluso en ocasiones, dicha información detallada resulta innecesaria. Por ello, sólo está justificado su uso en algunos casos prácticos. Por ejemplo, este tipo de información se puede aplicar para descubrir plaguicidas en hortalizas, como pueden ser los pimientos.


En cuanto a la última parte del proyecto de excelencia de este grupo de investigación de la Universidad de Córdoba, incentivado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa con 170.999,88 euros, ésta gira en torno al establecimiento de estrategias de vanguardia y retaguardia. Se trata de desarrollar métodos rápidos y baratos pero fiables (de vanguardia), con los que se puedan analizar gran cantidad de muestras que generen una información global para cada una de ellas, arrojando resultados inmediatos para tomar decisiones (contaminado/no contaminado, potable/no potable, etc.). Asimismo, también consiste en emplear procesos de análisis tradicionales (de retaguardia), que son más caros, más lentos, aunque mucho más precisos y exactos. Éstos se emplean con tres fines: por un lado, confirmar la respuesta rápida, es decir, raad de los sistemas rápidos.

Nuevos horizontes: nanociencia y nanotecnología

La información química ocupa la investigación de estos científicos de la UCO desde el año 2000. Pero, paralelamente, el grupo cordobés también trabaja en otro proyecto de excelencia, Las nanoestructuras de carbono como objetos y herramientas para la generación de información química de calidad, sobre nanociencia y nanotecnología, centrado en nanotubos de carbono. La nanotecnología es una ciencia que se ocupa del control de la materia a nivel nanoescópico, esto es, unas medidas extremadamente pequeñas “nanos” (millonésimas de milímetro), que implican la fabricación de materiales y máquinas a partir de la reordenación de moléculas y átomos.

La importancia de esta ciencia se deriva de que al manipular la materia a escala tan minúscula de átomos y moléculas, demuestra fenómenos y propiedades totalmente nuevas, dando pie a que los investigadores utilicen la nanotecnología para crear materiales, aparatos y sistemas novedosos, con un bajo coste y unas propiedades únicas, así tiene unos valores extra que el mercado está dispuesto a aprovechar.

En esta línea, la UCO ha sido testigo de la creación, en 2007, de una EBT, Sociedad de Investigaciones en Nanoestructuras S.L. (Sinatec), que utiliza los nanotubos de carbono -que mejoran las propiedades mecánicas y eléctricas de los materiales- para fabricar piezas de fibra de carbono de los aviones.

R.M. ( De Andalucía Investiga)