El Bullyng en la enseñanza, más conocida como violencia escolar entre compañeros, no es un fenómeno nuevo dentro de la enseñanza, aunque cada vez se analiza más específicamente. De hecho, los últimos estudios demuestran que uno de las causas principales de esta violencia en las aulas es la falta de diálogo de los escolares con sus padres y profesores. "Cada caso de maltrato o acoso es diferente, pero la ausencia de comunicación a todos los niveles puede ser uno de los campos de cultivo de esta fenomenología", afirma el becario de investigación y docencia del Área de Psicología Educativa y de la Educación del Departamento de Educación de la Universidad de Córdoba, uno de los docentes que imparte el curso 'Programas Educativos Anti-Bullyng en Enseñanza Primaria y Secundaria y Atención Psicosocial", desarrollado durante esta semana en los Seminarios Universitarios de Lucena.

La investigación tiende a facilitar a padres y profesores estrategias para trabajar este fenómeno de forma preventiva e incluso paliativamente. Para ello se busca que padres, madres y profesores tengan unos buenos canales de comunicación con las posibles víctimas. "Unos canales basados en el respeto y la confianza que posibiliten a los alumnos a plantear sus problemas y se intente solucionarlos antes de que se conviertan en malos tratos", afirma el profesor del curso.

Si esta falta de comunicación o el miedo impiden que se conozca esta situación, existen también otros marcadores fisiológicos, psicológicos o de conducta que indican que algo va como es el aislamiento, el deseo de absentismo del escenario escolar e incluso rabietas o conductas discordantes con la trayectoria personal del agredido. A nivel físico podría manifestarse incluso dolor de cabeza, nauseas o dificultades gastrointestinales debido a la ansiedad que les produce el compartir escenarios escolar y actividades con chicos y chicas que les provocan malos tratos.

El perfil de la víctima es el de un alumno que se siente inferior al resto en determinadas facetas tanto a nivel físico, social o incluso. "Se trata de alumnos menos aceptados socialmente o más débiles que el resto", estima el profesor Rodríguez.

La solución pasa por tomar a la comunidad educativa como responsable en su conjunto de atajar este tipo de problemáticas y de prevenirlas. De hecho, los profesores juegan un papel importante dentro de esta dinámica, puesto que es el responsable directo e inmediato de las actividades académicas en los centros educativos. Sin embargo, la responsabilidad final no puede caer sólo en ellos, ya que "los padres tienen que compartir la labor educativa a todos los niveles con los profesores para evitar fenómenos de este tipo". También sería conveniente implicar recursos tanto humanos como materiales de otras entidades para acabar con este problema que va en ascenso.

En este sentido, lo importante es poner en práctica las estrategias diseñadas por los investigadores. Así, los programas anti-Bullyng se han implementado en el desarrollo del modelo SAVEN (Sevilla contra la Violencia Escolar) y el modelo ANDAVE (Andalucía contra la Violencia Escolar). Estos programaos se pusieron en marcha en centros de Andalucía.