Page 19 - Clases para cachorros de perros y gatos
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normalmente se incluyen “chuches” o elementos de juego conocidos junto a los nuevos para que la asociación sea positiva.
Para continuar animamos a los propietarios a demostrar el comando “sentar”, que se recomendó practicar en la última sesión, y podemos incluir el comando “tumbar”. Para ello colocamos al perro en la posición de sentado y vamos desplazando el premio hacia el suelo de manera que lo siga con el hocico hasta alcanzar la postura deseada, momento en el que premiamos y felicitamos verbalmente (Seksel, 1997).
Terminamos con otra sesión de juego libre, una ronda de preguntas que puedan haber surgido a los propietarios y animamos a los dueños a practicar los nuevos comandos aprendidos y trabajar la desensibilización en sus casas, recordándoles la importancia de asociar los estímulos nuevos a otros positivos ya conocidos.
Cuarta Sesión
Comenzamos con una sesión de juego libre en el área delimitada (González-Martínez et al. 2019), tras la cual abrimos al área de enriquecimiento, en la que, además de lo incorporado la semana pasada, damos entrada a la desensibilización auditiva. Podemos usar silbatos, altavoces con ruidos de tráfico, patinetes, patines, bicicletas, secadores de pelo, aspiradoras, etc. Es importante asociar los nuevos estímulos a otros positivos, así como evaluar la reacción de los cachorros, de manera que vayamos aumentando gradualmente la intensidad de los sonidos.
Incluso podemos animar a las familias a que traigan niños a esta sesión (Seksel, 1997), teniendo siempre una vigilancia total sobre sus interacciones y cuidando que ningún niño atosigue a ningún cachorro. Se debe permitir a los perros alejarse de aquellos estímulos que les provoquen miedo o inseguridad, por lo que lo ideal es que sean ellos los que se acerquen a los niños.
También podemos introducir a un perro adulto o incluso un gato, siempre que aseguremos que su respuesta ante los cachorros va a ser adecuada y tranquila y no comprometamos la salud física o emocional de ninguno de los participantes (Seksel, 1997).
Animamos a los propietarios a practicar los comandos aprendidos, así como que intercambien sus cachorros para realizarles un examen general y comprobar su respuesta a la manipulación por extraños.
Concluimos la sesión con un último periodo de juego libre, animando a que los dueños planteen las dudas que puedan quedarles.
Villalba Romero, Menor-Campos

























































































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