Page 64 - Geopolítica del Mundo Actual. Una Visión Multidisciplinar
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GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL. UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR:
Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos
Holocausto en la interpretación del pasado traumático, es posible reconocer en la Guerra Civil Española y la dictadura franquista numerosas aproximaciones que convierten a España en un objeto de estudio esencial en el reciente concepto de la “posmemoria”.
Imbricaciones de la memoria y el olvido colectivo
El impacto de los conflictos del siglo XX, ha sido el eje que ha articulado las vidas de miles de personas y numerosas instituciones, tanto coetáneas a la barbarie como posteriores. El conjunto de eventos que se dieron contienen tal magnitud de vulneraciones de derechos humanos que, no sólo tienen una significación individual, sino que demandan una intervención colectiva por parte de la sociedad y del Estado como tema central de la agenda política. Además, es necesario señalar las razones de esta ineludible intervención en episodios de violaciones graves de derechos humanos, así como el papel que desempeña la memoria y la identidad durante periodos de represión política.
Para situar el gran gigante que afronta este trabajo, hay que colocar una primera piedra angular: el crimen contra la humanidad. Esta expresión apareció por primera vez empleada en el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Núremberg, en 1945, ligado a uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia reciente: el Holocausto nazi. A lo largo del siglo XX se
sucedieron distintos episodios que comparten una característica esencial bajo la que subyace la concepción de crimen contra la humanidad: los
crímenes generalizados contra la población civil. Éstos recogen asesinato, exterminio, esclavitud, deportación, encarcelación o privación de libertad física, torturas, violencia sexual y persecución, desaparición forzada de personas, apartheid y otro tipo de actos que atenten contra la integridad de las personas de un colectivo por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género. El Estatuto de Roma estableció oficialmente, en 1998, una Corte Penal Internacional para juzgar genocidios, crímenes de guerra y contra la humanidad. Así mismo, las Naciones Unidas, tomando el relevo de la Sociedad de Naciones, persistieron en el propósito de una no repetición de un conflicto internacional similar a la Primera y Segunda Guerra Mundial, así como el mantenimiento de la paz mundial. Con ésta última, aún en desarrollo, el 1 de enero de 1942 se presenta por primera vez a las Naciones Unidas, por el entonces presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, la Declaración de las Naciones Unidas. Esta organización, a su vez, está regida por la Carta de Derechos Humanos (1945), donde cabe destacar brevemente el inicio de su preámbulo:
“Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentos del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana”.
Estos versos comprenden varios objetivos como la preservación de la paz internacional y el reconocimiento de algo incuestionable como la dignidad humana y el valor de la persona. Estos preceptos quedan apuntalados en la experiencia de dos guerras mundiales y la expectativa de un futuro mejor. Durante un tiempo, pareció sumamente importante ética y políticamente “mantener las heridas abiertas”, como protección contra el olvido y la ignorancia, y aunque memoria e historia comparten el mismo material de trabajo, el pasado, los círculos políticos y los medios de comunicación han insistido en deslegitimar la memoria desde un punto de vista científico, y apartarla de la labor de la historiografía alegando la incapacidad para
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