Page 38 - Geopolítica del Mundo Actual. Una Visión Multidisciplinar
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 GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL. UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR:
Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos
¡En el único lugar donde aceptamos historias por capítulos es en Netflix y lo hacemos porque podemos decidir cuándo ver el siguiente!
3. Debe ser emocionante:
Ninguna historia será exitosa si no está plagada de emociones, como lo vimos en el capítulo referente a esto, la gran mayoría de nuestras actuaciones están mediadas por la emoción y es lo que hace que nos conectemos con los demás. La empatía, por ejemplo es un proceso emocional, que nos da la opción de sentir lo que el otro está sintiendo; y en una campaña electoral, lograr reflejar nuestra historia en el corazón de los otros es haber ganado su confianza y su voto.
4. Debe ser creíble:
A veces, cometemos el error de ir un poco más allá porque las cosas están saliendo bien y le colgamos arandelas a las historias que terminan deformándolas. Nada será más efectivo que una historia natural, que tenga elementos de la cotidianidad, que le haya pasado a muchas personas y que no necesite recurrir a escenarios teatrales para conquistar corazones. Una historia adornada terminará sintiéndose falsa primero y desmentida después y así sea que se desmienta una pequeña porción, la historia habrá perdido su fuerza.
5. Debe poder estar en toda la campaña:
Una historia bien construida no se puede agotar, debe ser lo suficientemente amplia para que perdure hasta la jornada electoral y debe tener la capacidad de ir creciendo en la medida que otros la acojan y la hagan su propia historia. La historia suplirá la ausencia del candidato e incluso de la campaña; debe ser tan fuerte que cuando los mítines se hayan dispersado y la gente haya regresado a sus casas, lo más importante que recuerden sea el pedazo de vida del candidato que les acaban de contar.
En un proceso de construcción de algo tan simple como una historia, nada puede quedar al azar, ninguno de los elementos que hay en la narración estará ahí por capricho, todos deben
tener una función dentro del engranaje y por eso es importante determinar en qué lugar de la historia irá cada uno de esos elementos.
Algunos autores han definido esto como una serie de núcleos que componen la narración y que le dan sentido sólo por estar uno después del otro, si por alguna razón se cambia el orden de los mismos, cambiaría el sentido completo de la historia. Es decir, con los mismos elementos se podrían llegar a construir un enorme número de historias, que tendrían desenlaces totalmente distintos.
Los sucesos que componen la historia importan porque son a partir de ellos que se va a hilar el relato; sin embargo, para fines de que lo que se diga permanezca en los oyentes termina siendo igual de importante la forma como se comunica (Morote, 2010). El candidato o la campaña no sólo deben ser buenos armadores de historias, deben tener la habilidad para contarlas con soltura y simplicidad.
Barack Obama contaba él mismo la historia de un profesional preparado académicamente, forjado en el mundo de asistencia social en Chicago y con una vida que superaba en anécdotas la del ciudadano promedio. Con un nombre y apellido bastante extraños, hijo de una pareja ‘distinta’ para la época, ella blanca él negro; con parte de su vida en Hawaii y otra parte en Indonesia, con dificultades para acceder y mantener su estancia en una de las universidades más prestigiosas del país y posteriormente una carrera laboral en una ciudad intermedia, con un arranque difícil.
Su historia de por sí era entretenida y no dejaba espacio al aburrimiento, pero lo que marcó
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