El estudio de los restos de al menos 12 personas, enterradas en cuevas andaluzas, en el sur de la Península Ibérica, entre el IV y el II milenio antes de la edad moderna, nos ha desvelado que fueron manipulados post mortem. Entre los más de 400 restos hay una tibia de punta afilada que pudo servir como herramienta, y parte de un cráneo trepanado en vida y minuciosamente recortado.

La Universidad de Córdoba ha participado en un estudio internacional que ha documentado modificaciones de huesos después de la muerte no vinculadas al consumo

– Carpe diem. ¿Alguno sabe lo que significa?

– Aprovecha el día.

– Correcto. (…) ¿Y por qué el escritor utiliza esta expresión? ¿Alguien lo sabe? (…) Porque somos comida para los gusanos, muchachos. Porque, lo crean o no, cada uno de los que estamos en esta habitación algún día dejará de respirar, se enfriará y morirá.

Este diálogo pertenece a la película El club de los poetas muertos, de 1989. En ella, un profesor de literatura, John Keating, alienta a un grupo de adolescentes desconcertados a adoptar un enfoque más optimista y proactivo hacia la toma de decisiones personales y sociales.

Y lo hace utilizando el tópico literario más famoso de la historia, carpe diem, la invitación a aprovechar el presente ante la fugacidad de la vida. Este tópico clásico continúa apareciendo en el discurso moderno y contemporáneo.

La Cueva Allende de Ligüerzana, en Palencia, sería parte del circuito estacional de los grupos neandertales que ocuparon la montaña palentina, según el último hallazgo del proyecto que dirige el investigador de la UCO José Antonio Caro

Siete años ha tardado un equipo internacional de arqueólogos en comprobar la excepcionalidad de la pieza hallada en plena campiña cordobesa y presentarla en la revista Journal of Roman Archaeology de la Universidad de Cambridge

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