Mirando el contexto cultural, científico y biotecnológico de las últimas décadas del siglo XX, puede afirmarse que la Bioética, junto a múltiples aciertos, requiere en el presente superar un cierto déficit de racionalidad, según ha afirmado la profesora, Natalia López Moratalla, en su intervención dentro Foro Universitario Synthesis en la que abordó el tema " Ética de la Bioética". En este sentido, consideró, la bioética, necesariamente interdisciplinar, tiene dos niveles ambos imprescindibles-BIO científico- ético- y ordenados el uno al otro.
Para López Moratalla es imprescindible , en perimer lugar, conocer rigurosamente desde las ciencias biológicas cuál es el hecho biológico y su significado natural, lo que pone de manifiesto el conocimiento científico, previo a la utilización o intervención en él. Sin conocer qué realidad concreta se manipula y qué se hace exactamente sobre esa realidad, es decir, de qué manipulación se trata, no es posible emitir un juicio ético sobre tal intervención.
El rigor en el punto de partida, en los datos y las hipótesis que avalan en cada época de la historia de la ciencia, libera la inteligencia de las distorsiones del enfoque con que se mira; y especialmente puede liberar la inteligencia de confundir la realidad natural, con lo que podemos técnicamente hacer al manipularla. Que es uno si no el principal déficit de racionalidad
El segundo escalón, la racionalidad ética, requiere poner en relación el sentido biológico del proceso, o hecho concreto, con el sentido humano, o en su caso en relación al valor relativo de los seres vivos no humanos. Lo decisivo sería, la dimensión propiamente humana: cómo y de qué manera cada dimensión biológica involucra a la persona titular del cuerpo. Qué es lo que se hace realmente al intervenir en él, lo cual es necesario para ponderar el juicio ético acerca de la intervención tecnológica en la vida del hombre, y secundariamente en la naturaleza.
La integración de ambas racionalidades, una verdadera interdisciplinariedad, es exigencia interna del conocimiento bioético. Es la Ética de la Bioética. Dos aproximaciones racionales a la misma realidad con sus exigencias propias.
Para la conferenciante diferentes aspectos del contexto social y cultural de estos años han hecho que la Bioética no haya alcanzado la calidad que le corresponde como ciencia. Basta pensar en los dilemas éticos y jurídicos y el tono de los debates que se plantean en torno de las leyes de Despenalización del Aborto, de Investigación Biomédica o de Reproducción Asistida, o de la equiparación a matrimonio y derecho a hijos de las uniones del mismo sexo.
Segun López Moratalla no es momento de entrar al análisis de las relaciones entre los datos de las ciencias de la vida y las normas éticas y legales. La ciencia no es la fuente de la que mana la ética, pero ciertos datos científicos son éticamente relevantes.
Las consecuencias de no haber realizado la necesaria comprobación de si los datos aportados como relevantes y determinantes en el juicio ético-jurídico eran certezas, provisionales como toda certeza científica, pero sometidos a la refutación por los datos disponibles, o eran manipulaciones de los hechos han hecho posible crear Bioéticas con apellidos sobre la base de los pretendidos mismos hechos biológicos.
Datos falsos y falseados científicamente - afirmó- han constituido dogmas científicos que validarían falsas Bioéticas. La posibilidad de avanzar hacia la objetividad científica exige atenerse honestamente a los hechos naturales sin ignorar datos incómodos y respetando los hechos biológicos; esto es, aceptando su sentido propio y su valor. La racionalidad de la ciencia puede dar cuenta de la objetividad de las valoraciones que ha de hacer en su propio terreno, siempre y cuando se libere de dogmatismos, prejuicios, intereses particulares, creencias o increencias que pretendan hacer decir a la ciencia lo que la ciencia ni dice ni desdice
"Considero un deber ético liberar las certezas científicas de las presiones ideológicas" añadió. Se necesita volver a hacer el juicio ético permitiendo que a la Bioética le llegue su Renacimiento. “La cultura actual del desencanto total, que cree haber desvelado cualquier misterio, puesto que se ha llegado ya a la raíz de la vida… Es aquí donde el absolutismo de la técnica encuentra su máxima expresión” (CiV 25)
De ahí el plantear con carácter prioritario una línea amplia, de trabajo interdisciplinario, asumida con rigor y libertad intelectual, capaz de revisar la biología que subyace a las cuestiones intrínsecas del ser humano y hacerla renacer positiva y creativamente.
Para la conferenciante la bioética tiene que volver a situarse en la ética si quiere seguir orientando la biología y sus aplicaciones tecnológicas. Los juicios bioéticos y los códigos serán legítimos o no según el hombre se humanice o deshumanice al realizar una acción, o dejar de realizarla. Su ámbito es el de la ética, el ámbito de lo absoluto. Lo que tiene que ver con lo radical de la acción humana, con los factores radicales, es lo ético: la libertad.
Por último López Moratalla se refirió al lenguaje universal de la Bioética en el sentido de que el carácter personal del cuerpo humano es la gramática de la ley natural, el lenguaje universal de la bioética. El cuerpo de cada uno de los hombres es signo de la presencia de la persona que es su «titular». El cuerpo humano tiene un lenguaje que manifiesta y expresa a la persona. Habla acerca de una realidad que no se agota en la descripción de los procesos fisiológicos, sino que se remite más allá, a la persona. Cada cuerpo de hombre tiene un plus de realidad.
Las referencias necesarias para el juicio bioético son los preceptos de la ley natural, la ley de la libertad, que se manifiesta en la liberación del automatismo biológico. Esa liberación que hace humano el cuerpo de cada hombre la realiza el titular libre, personal, con nombre propio.