Potabilizar o destilar agua, esterilizar instrumentos quirúrgicos, crear colectores para obtener agua caliente sanitaria, juguetes solares o cocinar e, incluso, freír alimentos son sólo algunas de las múltiples aplicaciones que puede tener la energía solar directa. Una aplicación que puede ser de gran utilidad para zonas que no dispongan de recursos económicos o energéticos como ocurre en muchas zonas de África o Latinoamérica como los campamentos saharauis. Esta es una de las principales conclusiones del curso 'La energía solar directa y sus aplicaciones' impartido en el marco de los Seminarios Universitarios de Lucena.
Además, "se trata de una energía limpia que evita no sólo la utilización de otras energías más contaminantes como el petróleo o la electricidad, sino que también evita la deforestación de estas zonas que tradicionalmente utilizan leña para cocinar o calentarse", señala el catedrático del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Córdoba, Vicente Barranco.
En este sentido, lo bueno que tiene esta energía alternativa es que es muy barata. Con sólo dos euros una familia puede crear con materiales básicos, como cartón, papel de plata y un cristal, una cocina solar para realizar las tres comidas del día.
Sin embargo, es difícil extender estos dispositivos en Occidente, puesto que los tiempos de elaboración o proceso son mucho más largos. Se trata de una "energía de emergencia para zonas con necesidades especiales", señala el profesor del curso, quien añade que, desde la Universidad de Córdoba, se va a intentar poner en marcha un proyecto en los campamentos saharauis, justo en el margen de la frontera de Argelia.
En cambio, todo puede tener una aplicación en la sociedad occidental. Por ejemplo, en la época estival está prohibida la realización de fuegos y con estas cajas solares o cocinas solares se puede cocinar en el campo sin ningún riesgo.
Al margen de estas aplicaciones, el profesor abogó por fomentar la energía solar que es no contaminante y evita el efecto invernadero. Sin embargo, el profesor Vicente Barranco, "ve muy lejos la sustitución total de la energía tradicional por la solar, por lo menos, hasta que no mejore mucho más la tecnología, aunque su utilización podría disminuir la contaminación atmosférica, el efecto invernadero y la deforestación".